Después de un par de semanas ausentes en este espacio debido a motivos familiares, regreso para seguir con mi labor periodística, agradeciendo antes que nada a todos las personas que me han apoyado en este lapso de tiempo y a mis amigos por estar conmigo cuando los he necesitado, en especial a mi amigo y editor Hiram Barrientos por darme el tiempo necesario para ausentarme.
Hace unos días mientras me encontraba comiendo en un restaurant presté atención a un programa recientemente “nuevo” en Azteca 13, conducido por la peruana Laura Bozo, hasta ese entonces desconocía que la televisora del Ajusco había firmado a la conductora peruana y ofreciéndole un programa del tipo talk show, teniendo el mismo concepto del programa anterior por el cual Laura Bozo se hizo famosa en América latina.
El tema en turno era sobre la disputas entre madre e hija, sin duda el programa estaba realizado con una mala producción, con imágenes “inéditas” de sus participantes en los cuales se les descubría una acción culposa, con panelistas que seguían un guión claramente predispuesto, y con temas triviales y tan comunes en la clase media-baja mexicana.
Después de presenciar toda una hora completa de dicho programa, quedé totalmente horrorizado de la clase de televisión que se le ofrece al espectador en México, desafortunadamente la televisión en nuestro país, esta ampliamente duopolizada por TV Azteca y Televisa, y la cual tienen pésima programación, con la cual contribuyen al retroceso intelectual de los mexicanos.
Ejemplos hay muchos, los programas “pseudo reality shows” como la Academia, Bailando por un sueño, y demás piltrafas televisivas, no contribuyen a construir la cultura del mexicano, sino todo lo contrarío, los hace espectadores poco juiciosos y conformistas. No estoy diciendo con esto que toda la televisión que se hace en México es mala, pero en definitiva la televisión abierta si lo es.
La televisión abierta en países como Estados Unidos, Inglaterra, Argentina, por mencionar algunos, es buena, propositiva en su contenido, equilibrando la necesidad del espectador por estar informado y entretenido, pero conversando un buen grado de cultura y no cayendo en la vulgaridad como muchos programas de la televisión abierta mexicana.
El italiano y gurú de la comunicación Giovanni Sartori, en su libro “Homo Videns” propone una tesis atractiva, bien sustentada y desarrollada, en dicha tesis, Sartori afirma que la Palabra ha sido sustituida por la Imagen, y esto trae consigo que el ser humano reduzca su capacidad de abstracción, en pocas palabras, la mala televisión o la mala imagen que se transmite a diario, esta matando la capacidad de entender de las personas, especialmente de los niños.
La televisión ha sustituido a las letras como el medio para estar informado, insisto, no toda la televisión es mala, hay programas realmente excelsos y de una calidad alta, como son los producidos por televisoras como la BBC, ABC, Discovery Channel, Once TV en México y Proyecto 40 por citar algunos ejemplos.
La tesis de Giovanni Sartori no esta nada alejada de la realidad que vive México, datos divulgados por la OCDE y la UNESCO, lo posicionan en el lugar 107 de 108 países en una lista en relación a los hábitos de lectura, con un 2% de su población que posee el hábito de la lectura, países como Japón poseen un 91%, y Alemania un 60%.
En términos más generales, el mexicano lee tan solo 2.8 libros por año, existe una biblioteca pública por cada 15 mil habitantes, existe una librería por cada 200 mil habitantes, y se cuenta con este aterrador dato, el 40% de los mexicanos nunca ha entrado a una biblioteca.
No culpo a las grandes televisoras mexicanas por controlar la televisión en México, sino a los políticos que han pasado por alto la calidad de los programas que se oferten, al final cada quién es libre de cambiar el canal, pero en un país donde solo se tiene dos opciones, es difícil que el espectador pueda exigir mejores programas y que lo estimulen en su desarrollo intelectual.
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